SAN QUINTÍN

[XelaOteirp]

Seguro que todos conocéis el Monasterio de El Escorial, pero, ¿conocéis también por qué se mandó construir?, ¿qué conmemora este gran edificio? Vamos a ello:

Nos situamos en el siglo XVI, en plena pugna por el poder en Europa, donde hay un poder dominante: el imperio de Carlos I de España y V de Alemania, un imperio que abarca media Europa más las posesiones de ultramar. No eran pocos los conflictos de este gran imperio, en el interior se tenía que enfrentar a la herejía protestante, traducido en guerras constantes en Alemania, y en el exterior otro poder reivindicaba territorios en Italia, el Papado. Para obtener estos territorios, el papa (Paulo IV) recurre a un aliado alternativo: Francia (por eso españoles y franceses pelearán sin tregua en Italia). Carlos I derrota a Francisco I de Francia sucesivas veces hasta lograr la paz, pero Paulo IV, que es un napolitano antiespañol quiere echar al imperio de las tierras italianas, por eso quebranta la paz firmada por Carlos I e insta a Enrique II (hijo de Francisco I) a formar alianza contra España. Este es el contexto de la batalla de San Quintín.

Esta batalla llega en un momento crítico: un año antes, en 1556, Carlos I había dejado el trono en manos de su hijo, Felipe II. Este carece del ardor guerrero de su padre y además, no posee la dignidad imperial, solo es rey de España (aunque el título incluía el dominio sobre Flandes, Milán, Sicilia…). Por añadir algo más, Felipe II estaba casado con María Tudor, por lo que también tenía a Inglaterra de su lado.

Los franceses golpean primero e invaden Italia, pero el duque de Alba, que manda allí a los españoles, logra rechazar al enemigo y aislar al papa. Felipe II decide pasar a la ofensiva con 42.000 hombres que traspasan la frontera desde Flandes en julio de 1557. Felipe II instala su cuartel general en Cambrai, donde recibe el horóscopo que le ha trazado Nostradamus, el cual rompió sin siquiera abrirlo. Felipe tenía más fe en Dios que en Nostradamus y sus “temerarios juicios”, y con esa fe organiza el ataque. Es ahora el duque de Saboya, Manuel Filiberto. quien manda al ejército imperial; este finge una invasión por Champaña para engañar a los franceses y tras lograrlo, dirige a las tropas hacia San Quintín. El ejército que movilizan los franceses está mandado por Montmorency, un veterano de 65 años con deudas pendientes con los españoles. La opinión de los franceses es que los imperiales se han metido en una ratonera, ya que su posición les encajona entre el bosque y el río; Montmorency ordena a la vanguardia cruzar el río y entrar en la ciudad, con la mayor parte de las tropas esperando en el bosque. El veterano francés, infravalorando a Manuel Filiberto, ordena a sus tropas abandonar el bosque y avanzar a campo abierto, pero el de Saboya había logrado cruzar el río, y ante la sorpresa de los franceses, que no se esperaban este movimiento, los arcabuceros españoles destrozan a la vanguardia enemiga. Montmorency se ve obligado a desplegar a sus hombres, pero ya es demasiado tarde, la caballería imperial había arrasado el flanco izquierdo francés y la infantería, con sus picas y arcabuces, termina de masacrar a las líneas enemigas. Montmorency buscó morir con honor en el combate cuerpo a cuerpo, pero un soldado español (Pedro Merino de Sedano) le coge preso y se lo entrega al duque de Saboya. 


Para los franceses, San Quintín fue una catástrofe, tuvieron 9.000 bajas y 8.000 más cayeron presos, mientras que en el bando imperial no se contaron más de 2.000 bajas. Felipe II pudo tomar la decisión de conquistar París, pero no quiso, por lo que Enrique II un año después se pudo reponer y atacar a los españoles en Flandes, a través de Gravelinas. Tras vencer notablemente en Gravelinas, el duque de Alba entró en Roma y obligó al papa a reconocer la nueva situación, siendo este el objetivo real de Felipe II, y no la toma de París, ya que Felipe no tenía intención de prolongar la guerra por dos motivos: la política de Carlos había costado cuatro bancarrotas, y Francia tenía batallas internas entre católicos y protestantes, y este al ser defensor de la fe católica intentaba proteger la catolicidad francesa, por lo que concertó matrimonio con la princesa Isabel de Valois (era el principio de la vuelta del Concilio de Trento). 

Las victorias de San Quintín, y Gravelinas más tarde, permitieron a Felipe II hacer crecer la unidad de los católicos frente a los protestantes y la amenaza turca bajo el liderazgo de la Corona española. Todo esto fue motivo suficiente para mandar construir el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, que conmemora el santo de aquel día (10 de Agosto de 1557). La guerra civil en Francia, la revuelta protestante en Flandes y la intervención inglesa desbarataron los planes de Felipe, pero aún nos queda el Monasterio, que nos recuerda que un día de 1557 nos sentimos invencibles ante el mundo.

Nota: el soldado que cogió preso a Montmorency, Pedro Merino, se retiró con su merecida recompensa a su pueblo, tras 17 años de servicio. Él también hizo algo por San Lorenzo, una capilla en la iglesia de San Sebastián de Pesquera, que aún sigue en pie. 

[XelaOteirp]

Como vi que el trabajo que publiqué el Lunes pasado sobre Cartagena de Indias gustó bastante, he decidido hacer otro sobre mi batalla favorita de los Tercios, la de San Quintín, espero que os guste. Si veo que os sigue gustando, intentaré colgar cada Lunes algo del estilo para que así se nos haga más llevadero el incio de semana. Ah, y si os gusta hacer rutas y sois de Madrid, cerca del Monasterio hay varias rutas de senderismo muy buenas, la mejor es la que sube a la cruz de Rubens y al pico de Abantos, desde ambas cosas hay un mirador desde donde se ve el Monasterio perfectamente y casi todo Madrid.